Thursday, November 1, 2018

Al Hilo

Llegue el domingo en la tarde de un viaje. Estaba aburrido y entré a Grindr para buscar con quien hablar. Conocí a un tipo que se veía piola, empezó a calentarme y lo invité a casa.

Llegó rápido, sin enviarnos siquiera más fotos. Era flaco, labios gruesos y buen culo. Venia saliendo del gym, con una ropa que me calentaba más. Nos empezamos a comer al tiro, teníamos mucha química y besaba bien.

Le pedí que abriera la aplicación para hacer un trío. Un manjar así había que destrozarlo. Al rato, llego un tipo bastante rico, culo marcado y fibroso, pero quiso irse. Seguimos buscando y llegó una pareja; uno era alto, blanco y corpulento, con un pene normal y labios delgadisimos que no daban ganas de besar. Su amigo era moreno, flaco, buenos labios y vergon.

Nos dividimos y vi cómo el corpulento se comía a mi acompañante. Me quedé con el vergon, quien después de un rato entró en mí ano estrecho. Ambos hacíamos el misionero; mi conocido me decía que aguantara, mientras me besaba entre los gemidos que el corpulento le provocaba. El dotado, finalmente, acabó a chorros.

Quedamos calientes, pese a todo lo que habíamos hecho aún no nos saciábamos y queríamos más. Entramos a la app y un venezolano llegó. Blanco, buenos labios y buena verga. Nos dio a los dos y acabó mientras montaba su verga dura. Sus ojos se ponían blancos de exhortación con mis movimientos mientras su pene se retorcía con mi estrechez.

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